sábado, 1 de noviembre de 2014

La injusticia de la muerte

Lo niños no deberían morir, no deberían luchar por vivir. Los niños no deberían saber que es la muerte, que representa, que significa, que se siente. Los niños no deberían enfermar. No debería haber niños en los hospitales. No deberían existir los cánceres ni los tumores en los niños. Ningún padre debería enterrar a su hijo y ninguna abuela debería llorar la muerte de un nieto. 

A todos nos duelen las pérdidas, independientemente de la edad que tengan, pero si estas son a una edad temprana, a mi personalmente me da el doble de rabia.  Es es terriblemente injusto ver como se van personas a las que les quedan tantas cosas por vivir. Ver como niños con tanta vida por delante se van o ver como jóvenes en plena flor de la vida se marchan. Es muy doloroso ver como la vida termina sin que puedas hacer nada. En la muerte no hay distinción de clases, de sexo, de, de raza ni tampoco de edad. 

Todo sería más sencillo si la vida fuese un contrato, donde en alguna cláusula se manifestase que todo aquel que nace tendría derecho a disfrutar de X años de vida asegurada. Pero lamentablemente nada ni nadie nos garantiza cuanto tiempo estaremos en este mundo. Y pese a que estamos rodeados diariamente de muertes, somos inmunes al dolor hasta que nos toca una de cerca. Y es ahí cuando aflora la rabia de ver como alguien de nuestro alrededor se marcha antes de la cuenta, antes de que se pueda decir que era "ley de vida".




A.

lunes, 22 de septiembre de 2014

¿Qué define a una persona como adulta? Ya se que ante esta pregunta muchos diréis: "cuando cumples 18 años". Yo no estoy para nada de acuerdo con esa afirmación. La edad no es para mi ni mucho menos uno de los requisitos que has de tener para ser adulto. Por esa misma razón los ciudadanos Estadounidenses son adultos tres años más tarde que en España. 

Otra posición es creer que uno se hace adulto cuando paga facturas como la hipoteca, el coche, o incluso los gastos de sus hijos. Pero teniendo en cuenta que cada vez los jóvenes abandonan más tarde el hogar familiar, hemos pasado de ser adultos a los 18 para serlo a los casi 30.

La ultima opción que nos queda es el trabajo. Parece que aquel que tiene trabajo es lo suficientemente responsable como para ser adulto. No obstante y teniendo en cuenta la crisis que actualmente hay, no sería lícito tachar a los parados que buscan faena de adultos. 

¿Qué nos queda si descartamos estas tres opciones? Pese a que llevo semanas dandole vueltas al asunto y a que me han dicho que la edad del pavo, en los últimos años se ha alargado hasta los 26... Parece que nos de miedo tener una rutina de trabajo, que eso nos quite de a diversión de la vida, de salir o de levantarnos a la hora de comer. Creo que actualmente y gracias a los ni-ni y a la comodidad que dan los padres, nos hemos negado a hacernos adultos. 

Pese a todo creo que teniendo 23 años, como los que yo tengo y teniendo en cuenta que he descartado la idea de la mayoría de edad y no pago ni hipoteca, coche y no tengo hijos y además tengo un trabajo de 8 horas semanales ¿ qué me hace o no me hace adulta?

Para mi una persona adulta es aquella que, lo diré claro: no se aprovecha de sus padres, intenta ser autosuficiente y prosperar en la vida sin nigua tipo de ayuda. 



A.


miércoles, 4 de junio de 2014

Cuando los sueños se rompen

Es difícil conseguir un sueño, pero más difícil es renunciar a él una vez has conseguido llegar. Darte cuenta de que  nada de lo que habías imaginado está pasando y  sentir  que todo va en contra, que nadas a contracorriente, agota. En ocasiones una se cree que se va a comer el mundo, que todo será fantástico pero cuando eso no ocurre, el mundo te acaba comiendo hasta que acabas casi desapareciendo de él. El positivismo barato no existe, las energías se agotan y el apoyo ajeno no vale para poder ver la luz. Todo se convierte en un inmenso oasis en medio del desierto en el que tu caminas desorientado moribundo y sin agua. 

Empecé periodismo muy ilusionada, después de cuatro años, un ciclo y dos selectividades conseguí entrar en la pública. "Guauu", pensé por fin he conseguido una de mis metas. Es cierto que nadie me dijo que sería fácil, pero ver como el castillo de naipes que mentalmente has ido construyendo se va desmoronando carta a carta duele. Duele hasta el punto de plantarse salir del castillo antes de que se caiga encima.  No me duele tanto renunciar a un sueño como el mero hecho de abandonarlo, me duele más el no tener otro sueño, el no tener ninguna otra opción que me haga feliz. Es triste ver como no eres feliz con aquello que creía que lo serías eternamente. 

Es cierto que muchos en primero de carrera lo dejan. " La carrera no es lo que pensaba", dicen algunos, otros sin embargo cambian de dirección y eligen otra carrera. En mi caso el camino es sin salida. Nunca me planté otra alternativa, otra opción y menos una vez ya estaba dentro.  En mi caso no es ni mucho menos porque la carrera no me guste, ni por asomo creí que periodismo sería otra cosa. Es totalmente lo contrario, si dejo periodismo es por la falta de recursos, por la imposibilidad de poder pagar los casi 3000€ que vale la matricula. Si renuncio a mi sueño es precisamente por no tener que alargar la mano y pedir dinero. Será por mi orgullo o por cómo me criaron, pero lo siento, antes bajo la cabeza y renuncio antes que hipotecar a los míos. 






A. 



viernes, 16 de mayo de 2014

Cambios en los que no todos cambiamos

Es cierto que la vida evoluciona y que cada año que pasa vamos evolucionando y madurando. Lo que nos gustaba con 15 años puede parecernos estúpido con 20 y lo que dijimos que nunca haríamos a los 12 puede que sea nuestra rutina a los 26. Es cierto que nunca se puede decir nunca y es precisamente por los cambios. Nuestra mentalidad avanza al igual que nuestros gustos e intereses.  Conoces a gente nueva, aprendes nuevos conocimientos, tienes más experiencia y todo al fin y al cabo, de manera inconsciente se va posando en tu mente a modo de sedimento creando así, una nueva ideología.  Es cierto que hay cosas que nunca cambian, que permanecen inmóviles con el paso de los años, pero en cambio otras se ven modificadas. Hasta aquí no hay ningún problema, pero ¿qué hay que hacer cuando al parecer, tus gustos están experimentando una metamorfosis pero el de tu entorno no? ¿Cuando tu interior te arrastra a cosas nuevas pero tu mundo se resiste a cambiar? Esa sensación en la que quieres trepar la vaya y salir de la rutina, escapar hacia un nuevo mundo sin explorar, pero ves como antes de saltar te estiran de las piernas para evitar que saltes. En otros casos pese a que no te estiran, la añoranza de aquello que en el pasado te gustó te impide saltar. 

Los cambios cuestan y más si lo actual no es malo, pero en ocasiones hay que ser valiente, salirse del corral y hacer realidad esa necesidad de cambio que sientes por dentro. Puede que esos cambios no traigan con ellos la felicidad instantánea de tu entorno, pero mientras conlleve la tuya propia, el cambio, no será en vano. 




A. 

jueves, 30 de enero de 2014

La piedra con la que tropiezo

Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra,  si eso es cierto, en mi caso debo ser una especie humana superior puesto que no tropiezo dos ni tres veces en la misma piedra si no que me he aferrado a esa roca como si fuese lo último que me queda en esta vida. 
He pecado tantas veces, que por repetición he seguido el mismo patrón,la misa conducta. Nada de esto sería importante si yo fuese la única dañada en este asunto. El problema reside cuando ese tropiezo afecta a otras personas y tus actos tienen consecuencias negativas en los demás ¿ Qué hacer cuando tu yo quiere cambiar la situación, quiere que todo sea diferente pero la antigua yo sigue sacando a flote esas malas costumbres? ¿Cómo poder controlar los instintos de siempre tropezar? ¿A caso no se puede y es imposible cambiar la conducta humana? 

Yo lucho contra mi demonio, aquel que me impulsa a cagarla, a hacer mal las cosas para que poco a poco se suavice, se relaje y deje que las cosas fluyan, de igual manera que fluyen mis palabras al escribir. Lucho para dar pasos al frente, firmes, seguro y con determinación para luego no volver atrás, no caminar como los cangrejos, avanzar y por fin vencer a la roca, sobrepasarla y ver que he sido capaz de chutarla y apartarla de mi camino de una vez por todas. Poder mirar al frente y decir, ya no existe tal problema. 





A. 

jueves, 9 de enero de 2014

Seguro que ya lo sabías?

Por mucho que tu mente se prepare y  se conciencia para el "no" uno mismo nunca pierde la esperanza por muy pequeña que sea de que ese "no", se convierta en un "sí". El ser humano nunca es del todo negativo por muy deprimido o hundido que se encuentre, una parte de él es positivo y cree en el cambio. Es precisamente por ese rayo de luz, por ese resquicio de esperanza por el que nos desilusionamos cuando vemos que aquel "no" es finalmente lo que nos negábamos a ver, un "no" con sus dos letras, una  consonante y una vocal que forman esta partícula negativa. Y pese a que mentalmente ya sabíamos de la negativa de la situación una parte de nuestro corazón se rompe y caemos en un estado extraño. Por una parte nuestra mente nos dice a nosotros mismos "ya lo sabía" pero ese discurso no vale para paliar la mini-brecha que se ha creado en el corazón. Una vez más se produce la eterna dualidad entre mente y corazón, pensamiento y sentimiento. 

Y si, he suspendido el práctico de  catalán y pese a que sabía que eso sucedería una parte de mi no lo quiso aceptar, esa misma parte que no dejó de estudiar, que practicó horas con los ejercicios y que cuando miró las notas cruzó los dedos hasta ver el dichoso 4.8 esa misma parte que ahora está chafada y desanimada.





A.

sábado, 4 de enero de 2014

Todo llega, todo pasa y todo cambia

Es curioso ver como, a través del resto pasa el tiempo. Como a través de los amigos, uno se va dando cuenta del paso de tiempo, de la madurez o del cambio de época. Dicen que en la vida hay un tiempo para todo. Yo siempre creía estar fuera de esa norma, fuera de esas estadísticas que por ejemplo datan a que la primera relación sexual se suele mantener a los 15 años. Siempre me vi tardana, nunca fui por delante de las demás de mi edad, quizás por no tener prisa en hacerme mayor, o quizás porque me aterraba madurar y perder la esencia de aquello que tenía y me gustaba. Nunca fumé a escondidas, ni hice campana en clase de la misma manera que a los 13 seguía jugando con muñecas ¿Qué determina que una persona es madura? ¿A caso era inmadura por jugar a muñecas o de la misma forma era madura por no saltarme ninguna clase? No creo que exista ningún medidor que delimite que acciones te hacen ser madura que que acciones te exhiben del derecho de llamarte maduro, simplemente cuando pasa el tiempo te das cuenta de que acciones no harías a día de hoy. Porque el tiempo, aunque no para todos por igual nos hace madurar y ver con claridad cosas que antes nos parecían oscuras y un tanto tenebrosas.Y al igual que el tiempo nos hace cambiar, también nos hace evolucionar y nos hace ver que cosas que nos gustaban con 15 años, ahora con 22 detestamos. Quizás porque el modo de vida y los quehaceres cambian y evolucionan. Dentro de unos años aquellos que fueron conmigo a la escuela se casaran, algunos tendrán hijos, algo que parecía tan lejano acabara llegando. Todavía recuerdo como todos al salir del bachillerato empezaban las carreras: medicina, arquitectura, empresariales, derecho,... Ahora y tras cuatro años veo por redes sociales fotografías de aquellos mismos con birrete y toga celebrando su graduación. Yo de mientras.... he empezado este año periodismo. Como os dije, siempre fui muy tardía respecto al resto de la gente de mi edad.








A.