lunes, 30 de septiembre de 2013

Yo________________con Domicilio en _______________________y DNI__________ Expongo:

A lo largo de nuestra vida firmamos miles de contratos, plasmamos nuestra firma en documentos donde pactamos con segundas personas cláusulas de actuación. Exponemos que se debe hacer y que no. Cuales son nuestras obligaciones y deberes. Firmamos con el banco, con empresas, con compañías de seguros, de telefonía. Sellamos pactos legales con condiciones y con una permanencia. Sabemos cuanto tiempo nos queda de hipoteca o cuando caduca la permanencia de nuestro mobil y marcamos siempre la casilla de las condiciones de todas las webs. 

Pero, en lo que se refiere a las relaciones entre personas, ¿quién nos garantiza que va a funcionar o cuanto tiempo va a durar? Nos atamos a todo lo externo a nosotros, a todo lo que es ajeno a los sentimientos, a todo lo material pero el único documento que firmamos y que tiene relación con nuestros deseos más personales es el matrimonio. Pero hasta llegar a eso, ¿Cómo podemos saber que la otra persona, que nuestro amigo o pareja no se levantará una mañana y querrá romper ese juramento no escrito que se realiza día a día a través de actos y palabras? A caso ¿deberíamos tener un seguro a todo riesgo en las relaciones?¿ O debería existir un aviso o alarma que nos informase de que algo va mal? o simplemente ¿debemos dejar que los acontecimientos fluyan y finalicen?

El miedo a que algo que no controlamos, en el que no tenemos el control o el poder se termine,es diario.  Muchos dicen que si supieran en final de muchas cosas posiblemente no las comenzarían, otros en cambio, prefieren no saber como irán el transcurso de las cosas, no quieren saber cuando ni como terminaran las cosas. Según ellos es así como realmente se vive con más intensidad. 
En ocasiones es ese miedo, el miedo a apostar por algo, a poner todo en eso y que no funcione el que nos paraliza y nos tira para atrás a la hora de actuar. Sabemos que deberíamos jugar a ciegas pero de la misma manera sabemos el dolor que nos puede causar si aquello fracasa. Siempre he oído aquello de: que el miedo a perder no te impida jugar. Creo que todos deberíamos jugar aunque sea sin rodilleras, casco o espinilleras. El miedo a caer y a hacernos daño nos hace ser humanos, saber donde pecamos, donde fallamos y donde podemos mejorar.












A.

lunes, 2 de septiembre de 2013