jueves, 30 de enero de 2014

La piedra con la que tropiezo

Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra,  si eso es cierto, en mi caso debo ser una especie humana superior puesto que no tropiezo dos ni tres veces en la misma piedra si no que me he aferrado a esa roca como si fuese lo último que me queda en esta vida. 
He pecado tantas veces, que por repetición he seguido el mismo patrón,la misa conducta. Nada de esto sería importante si yo fuese la única dañada en este asunto. El problema reside cuando ese tropiezo afecta a otras personas y tus actos tienen consecuencias negativas en los demás ¿ Qué hacer cuando tu yo quiere cambiar la situación, quiere que todo sea diferente pero la antigua yo sigue sacando a flote esas malas costumbres? ¿Cómo poder controlar los instintos de siempre tropezar? ¿A caso no se puede y es imposible cambiar la conducta humana? 

Yo lucho contra mi demonio, aquel que me impulsa a cagarla, a hacer mal las cosas para que poco a poco se suavice, se relaje y deje que las cosas fluyan, de igual manera que fluyen mis palabras al escribir. Lucho para dar pasos al frente, firmes, seguro y con determinación para luego no volver atrás, no caminar como los cangrejos, avanzar y por fin vencer a la roca, sobrepasarla y ver que he sido capaz de chutarla y apartarla de mi camino de una vez por todas. Poder mirar al frente y decir, ya no existe tal problema. 





A. 

jueves, 9 de enero de 2014

Seguro que ya lo sabías?

Por mucho que tu mente se prepare y  se conciencia para el "no" uno mismo nunca pierde la esperanza por muy pequeña que sea de que ese "no", se convierta en un "sí". El ser humano nunca es del todo negativo por muy deprimido o hundido que se encuentre, una parte de él es positivo y cree en el cambio. Es precisamente por ese rayo de luz, por ese resquicio de esperanza por el que nos desilusionamos cuando vemos que aquel "no" es finalmente lo que nos negábamos a ver, un "no" con sus dos letras, una  consonante y una vocal que forman esta partícula negativa. Y pese a que mentalmente ya sabíamos de la negativa de la situación una parte de nuestro corazón se rompe y caemos en un estado extraño. Por una parte nuestra mente nos dice a nosotros mismos "ya lo sabía" pero ese discurso no vale para paliar la mini-brecha que se ha creado en el corazón. Una vez más se produce la eterna dualidad entre mente y corazón, pensamiento y sentimiento. 

Y si, he suspendido el práctico de  catalán y pese a que sabía que eso sucedería una parte de mi no lo quiso aceptar, esa misma parte que no dejó de estudiar, que practicó horas con los ejercicios y que cuando miró las notas cruzó los dedos hasta ver el dichoso 4.8 esa misma parte que ahora está chafada y desanimada.





A.

sábado, 4 de enero de 2014

Todo llega, todo pasa y todo cambia

Es curioso ver como, a través del resto pasa el tiempo. Como a través de los amigos, uno se va dando cuenta del paso de tiempo, de la madurez o del cambio de época. Dicen que en la vida hay un tiempo para todo. Yo siempre creía estar fuera de esa norma, fuera de esas estadísticas que por ejemplo datan a que la primera relación sexual se suele mantener a los 15 años. Siempre me vi tardana, nunca fui por delante de las demás de mi edad, quizás por no tener prisa en hacerme mayor, o quizás porque me aterraba madurar y perder la esencia de aquello que tenía y me gustaba. Nunca fumé a escondidas, ni hice campana en clase de la misma manera que a los 13 seguía jugando con muñecas ¿Qué determina que una persona es madura? ¿A caso era inmadura por jugar a muñecas o de la misma forma era madura por no saltarme ninguna clase? No creo que exista ningún medidor que delimite que acciones te hacen ser madura que que acciones te exhiben del derecho de llamarte maduro, simplemente cuando pasa el tiempo te das cuenta de que acciones no harías a día de hoy. Porque el tiempo, aunque no para todos por igual nos hace madurar y ver con claridad cosas que antes nos parecían oscuras y un tanto tenebrosas.Y al igual que el tiempo nos hace cambiar, también nos hace evolucionar y nos hace ver que cosas que nos gustaban con 15 años, ahora con 22 detestamos. Quizás porque el modo de vida y los quehaceres cambian y evolucionan. Dentro de unos años aquellos que fueron conmigo a la escuela se casaran, algunos tendrán hijos, algo que parecía tan lejano acabara llegando. Todavía recuerdo como todos al salir del bachillerato empezaban las carreras: medicina, arquitectura, empresariales, derecho,... Ahora y tras cuatro años veo por redes sociales fotografías de aquellos mismos con birrete y toga celebrando su graduación. Yo de mientras.... he empezado este año periodismo. Como os dije, siempre fui muy tardía respecto al resto de la gente de mi edad.








A.