viernes, 16 de mayo de 2014

Cambios en los que no todos cambiamos

Es cierto que la vida evoluciona y que cada año que pasa vamos evolucionando y madurando. Lo que nos gustaba con 15 años puede parecernos estúpido con 20 y lo que dijimos que nunca haríamos a los 12 puede que sea nuestra rutina a los 26. Es cierto que nunca se puede decir nunca y es precisamente por los cambios. Nuestra mentalidad avanza al igual que nuestros gustos e intereses.  Conoces a gente nueva, aprendes nuevos conocimientos, tienes más experiencia y todo al fin y al cabo, de manera inconsciente se va posando en tu mente a modo de sedimento creando así, una nueva ideología.  Es cierto que hay cosas que nunca cambian, que permanecen inmóviles con el paso de los años, pero en cambio otras se ven modificadas. Hasta aquí no hay ningún problema, pero ¿qué hay que hacer cuando al parecer, tus gustos están experimentando una metamorfosis pero el de tu entorno no? ¿Cuando tu interior te arrastra a cosas nuevas pero tu mundo se resiste a cambiar? Esa sensación en la que quieres trepar la vaya y salir de la rutina, escapar hacia un nuevo mundo sin explorar, pero ves como antes de saltar te estiran de las piernas para evitar que saltes. En otros casos pese a que no te estiran, la añoranza de aquello que en el pasado te gustó te impide saltar. 

Los cambios cuestan y más si lo actual no es malo, pero en ocasiones hay que ser valiente, salirse del corral y hacer realidad esa necesidad de cambio que sientes por dentro. Puede que esos cambios no traigan con ellos la felicidad instantánea de tu entorno, pero mientras conlleve la tuya propia, el cambio, no será en vano. 




A.